Los Jardines del Placer de Ar quieren ofrecer a los RRSS de Gor una ofrenda.
Dicha ofrenda consistirá en lo más precioso que puede dar una kajira..., sus vivencias y experiencias en Gor en forma de relatos.
Les dejamos aquí este hermoso relato ganador elegido por votación por los Libres presentes en una hermosa velada Goreana.
Su Titulo es... Destino.
Al segundo día de su llegada a los Jardines de Ar, la muchacha se sentía algo perdida en ella, su profunda confusión de como y porque llegó allí la tenía absorta en sus pensamientos y se la veía pasear sola y un poco ajena a lo que allí ocurría. Algunos guerreros y hermanas preocupados, se acercaban a ella para intentar saber como se encontraba, pero esta siempre buscaba un lugar donde pasar inadvertida y refugiarse.
Sabía que los RRSS la habían llevado hasta allí por alguna razon, lo presentía, pero aún no encontraba su lugar y el porque, sin embargo en lo profundo de su pecho lo sentia como una suave voz llamando, pero aun no lograba entender, aun no lograba comprender lo que la voz de su corazon le anunciaba.
Abrumada por lo que en su corazon y ser sentia, comenzó a caminar lentamente por el jardin sin saber muy bien a donde ir, solamente dejandose llevar por sus pensamientos que como los petalos de las flores eran agitados y trasladados delicadamente de un lugar a otro por el suave viento. Disfrutaba de la belleza de los paisajes, de los árboles, las bellas flores , al fondo inmenso y adornado de colores, el siempre agitado mar, su siempre y fiel confidente, ese mar al que tantas cosas siempre le contó y fué testigo de sus mas añorados momentos.
De repente como salida de su ensimismamiento se detuvo a contemplar delante de ella un hermoso lago y las pequeñas aves que nadaban sobre el, y con una sonrisa, la primera que asomaba por su rostro desde hacía ya muchas lunas, le pareció divertido acompañarlas y darse un relajante baño junto a ellas, quizás así le ayudaría a deliberar sobre su destino, pensó.
En uno de sus impulsos y con decisión, se acercó a las cristalinas aguas del lago, lentamente se despojó de sus sedas y soltó las lindas trenzas que apresaban su cabello, sintiendolo aún más libre. Muy despacio, fué adentrandose en el lago observando su alrededor que no la viera nadie. El frio del agua hizo que toda su desnuda y morena piel se erizara al instante, presumiendola tersa y aterciopelada bajo la luz de los finos rayos que se entrelazaban entre la penumbra de los frondosos árboles acariciándola. La sensación que sentía era agradable, estaba tranquila en aquel lugar, disfrutando del placer de la soledad.
Cerró sus ojos y sus suaves manos iban dulcemente recorriendo su piel expandiendo el agua por todo su cuerpo, y sumergiendose para mojar su cabello que con delicadeza, peinaba con sus dedos cada uno de sus rizos. Estaba tan concentrada en su baño que no percibió la llegada del guerrero que silenciosamente al encontrarse ante tan maravillosa criatura, sin hacer ruido para no interrumpir tan bello espectáculo se recostó en una roca a admirarla, acompañando su mirada de una leve pero complaciente sonrisa.
La kajira sin advertir su presencia, jugueteaba con las aves que chapoteban a su alrededor y reía cuando salpicaban su rostro de minúsculas gostas de agua.
- Es hora de volver a la escuela, susurró para si misma.
Se dispone a salir del agua volviendose dulcemente, cuando al levantar su mirada y con con gran asombro, pudo distinguir la figura del guerrero que la observaba, asustada por la impresión, dió un gran salto que la hizo resbalar con una inoportuna piedra cayendo a la parte del lago más profunda, el agua tapaba todo su cuerpo y no podía salir, intentó mover sus piernas y brazos pero el agua parecía que la tragaba , quizas el lago se negaba a devolver a tan dulce pequeña, se reusaba a desprenderse de tan bello ornamento para sus aguas . El guerrero al darse cuenta de lo que sucedia a la muchacha y de como el lago la reclamaba para si , rápidamente despojandose de su capa y su espada, con gran agilidad saltó al agua a su rescate, agarrándola fuerte de un brazo y sujetándola por su cintura la llevó hasta la orilla, tumbandola aún aturdida sobre la verde hierba.
Se inclinó junto a ella, dulcemente la envolvió con su roja capa aterciopelada cubriendo su cuerpo que se estremecia. Con un cariñoso gesto, apartó el cabello de su rostro, pellizcó suavemente su barbilla y acercandose a sus labios sin llegar a rozarlos le dijo:
- No temas mi pequeña, nunca dejaría que estas aguas te hicieran suyas, tu destino, estoy seguro, será otro.
Ella abrió sus ojos y con su respiración entre cortada y algo excitada por la cercanía del guerrero, pudo distinguir su profunda mirada al pronunciar aquellas palabras, un fuerte escalofrió inundó todo su ser que la hizo temblar inexplicablemente, y tan solo pudo salir de su boca una dulce sonrisa en señal de agradecimiento.
- Tienes frío pequeña? le dijo con voz pausada sonriendo y con una calida luz en su mirada.
- Un poco Amo, esta siente que el Amo se tuviera que mojar en estas aguas por mi culpa. le dijo bajando su mirada.
- Los más grandes tesoros son encontrados en las más profundas y bravas aguas del mar, y no es fácil tarea conseguirlos, yo he encontrado una precioso joya, reluciente y apenas he tenido que mojar mis botas, me considero un hombre afortunado . le dijo con voz firme, levántandose diligentemente.
Tomando su espada la colgó alrededor de su cintura recostandola a su regazo y alargó su mano para levantar a la muchacha que aún temblaba de frío.
- Muchacha ponte en pié, le dijo.
Ella tomó la mano del guerrero y levantándose lentamente y con su mirada humillada intentaba tapar cada trozo de su piel abrigado por la capa del mismo que se pegaba a su cuerpo y dejaba a la imaginación las bonitas formas de la figura de la muchacha.
- Sabes? le dijo con voz serena y tranquilizadora, como Casta Roja de estos jardines, no podría dejar que una pequeña se ahogue en sus aguas, así que desde hoy tendrás que pasear conmigo para poder vigilarte de cerca.
La kajira aun temblorosa, asintió inclinando su cabeza y con voz dulce y muy bajita le dijo.: Así lo haré Amo. Sin saber porque una gran felicidad llegó y emvolvio al corazón de la muchacha, que en ese momento comprendió cual sería su lugar al escuchar esa voz profunda de su ser que le anunciaba su destino.
Desde alquel día, siempre que se veía al guerrero realizar sus rondas alrededor de los jardines Ar se podía distinguir tras de él, acompañarle la figura de una muchacha de largos y negros cabellos rizados y rostro sonriente.
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